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El verdadero significado del budismo

El verdadero significado del budismo está más allá de las palabras, y no podemos explicarlo con el lenguaje. Los principios fundamentales de la enseñanza de Buda (dharma) implican que debemos encontrar el origen de la vida y del universo, y así responder a muchas preguntas y disipar muchas dudas.


La búsqueda de estas respuestas ha dominado la historia de la humanidad desde sus inicios y sigue eludiendo la racionalización más sofisticada de la mente humana. De hecho, el Dharma de Buda también se llama los dharmas inconcebibles.

El nivel de sabiduría y realización alcanzado en el budismo supera con creces lo que puede lograrse aplicando los principios de la ciencia y sus instrumentos. Al centrarse sólo en los asuntos materiales, los científicos contemporáneos nunca alcanzarán el nivel de la mente de la realidad última: la octava conciencia.

¿Por qué lo afirmamos? Según las enseñanzas del Yogācārabhūmi, (Tratado sobre las etapas de la práctica del yoga), hay dos tipos de sabiduría: la sabiduría del mundo y la sabiduría trascendente. La sabiduría del mundo se adquiere a través de la experiencia y la reflexión y nos permite vivir dentro de la sociedad. Esta es la sabiduría que aprendemos, por ejemplo, en la escuela o la universidad.

La sabiduría trascendente, en cambio, es la sabiduría de la liberación y sólo se encuentra en el budismo. Los principios enseñados por Buda en las tres ruedas del Dharma son diferentes a todo lo que se puede aprender en nuestro mundo contemporáneo: finanzas, informática, marketing…

La enseñanza de Buda no es algo que se haya desarrollado mediante el pensamiento y evolucionado a lo largo de generaciones. Más bien, el contenido fue establecido por el propio Buda, que había alcanzado personalmente la realización insuperable y completa de la sabiduría última.

La enseñanza budista deriva directamente de la sabiduría de Buda y se refiere a un proceso de desarrollo que incluye cincuenta y dos etapas predeterminadas. Este es el proceso que deben seguir todos los discípulos budistas que deseen avanzar de forma progresiva para alcanzar la iluminación y, en última instancia, la Budeidad.

De hecho, hoy en día se suele hablar de la «vacuidad» como el principio budista supremo, pero quienes hablan de ella suelen tener grandes dificultades para definirla. Esta dificultad proviene en particular del hecho de que, si consideramos que esta idea sólo significa que los fenómenos aparecen de forma interdependiente, nos deslizamos muy fácilmente hacia el nihilismo. En efecto, si un fenómeno desapareciera, haría desaparecer todos los fenómenos con los que es interdependiente, y no quedaría nada de él. No es difícil comprender por qué hoy tenemos «budistas» que se permiten dudar de la reencarnación o incluso negar su existencia, y su comprensión errónea de la «vacuidad» pone en tela de juicio el principio de causa y efecto y, por tanto, el fundamento mismo del budismo.

Si creemos en esa «vacuidad» que, al fin y al cabo, no es más que un concepto inventado por nuestra mente, ¿por qué habríamos de esforzarnos en estudiar y practicar el budismo? ¿De qué nos serviría leer todos los sutras y sastras, guardar los preceptos o practicar las paramitas?

En verdad, comprender el verdadero significado de la «vacuidad» es el objetivo más importante del budismo, pero es un objetivo que no se puede alcanzar mediante reflexiones superfluas o «eruditas» en torno a esta palabra, como es bastante común hoy en día. La verdadera práctica viene a través de nuestro comportamiento diario, a través de nuestras palabras y pensamientos.

Te deseamos que tengas éxito en la práctica real y que alcances la iluminación para entender aunque sea un poco lo que significa la «vacuidad».

Amitofo.