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Los cinco períodos y los tres tipos de enseñanzas


El budismo requiere que reflexionemos, que utilicemos nuestra consciencia mental para juzgar si lo que dicen los maestros es correcto o incorrecto, es decir, si lo que dicen se corresponde con las enseñanzas de Buda y si se puede aplicar en la vida cotidiana. Si no es así, la duda está a la orden del día, por muy reputado que sea el maestro: debemos confiar, no en nuestras emociones ni en nuestros diversos apegos, sino en la base de nuestro pensamiento y en el verdadero significado del budismo.

Volvamos a preguntarnos por qué queremos convertirnos en un Buda, y qué práctica deseamos llevar a cabo para conseguirlo. Si perseguimos este objetivo en respuesta a una llamada del ego, avanzaremos poco en el camino. El budismo no es una búsqueda de la felicidad, es decir, de una vida de comodidad, de reputación… Por lo tanto, insistimos aquí en que lo esencial es perseguir la búsqueda de la Budeidad con un propósito que no sea una satisfacción egoísta, y que cuando escuchamos lo que dice un maestro, estamos obligados en primer lugar a determinar si lo que dice tiene un sentido lógico. Si se cumplen estas dos condiciones, alcanzaremos rápidamente la sabiduría de la liberación.

Según el Maestro Xuanzang, el Dharma se divide en cinco períodos y tres tipos de enseñanzas. El primer período, que duró tres semanas, corresponde al Avatamsaka-sutra, es decir, la época en que el Buda enseñó el sutra. El segundo período, que duró unos doce años, corresponde a la explicación que dio de todos los sutras agrupados bajo el título de Agama-sutras. A continuación, enseñó los sutras prajnaparamita durante un tercer período de veintidós años. Durante el cuarto período, conocido como el período Vaipulya, el Buda explicó la sabiduría de las semillas durante ocho años. El último período, dedicado al sutra del loto y al nirvana, también duró ocho años. En cuanto a los tres tipos de enseñanzas, la primera es la enseñanza Hinayana, cuyo propósito durante el segundo período (Agama-sutras) era destruir las visiones erróneas de aquellos que no eran budistas y liberarlos del ciclo de reencarnaciones. El segundo tipo de enseñanza es el de prajna, es decir, la sabiduría que nos da la iluminación. El tercer tipo de enseñanza está relacionado con el conocimiento del verdadero yo, tathagatagarbha, su naturaleza, sus funcionalidades que no son el verdadero yo pero que, sin él, no podrían existir, y su armonía con estas funcionalidades. El tercer tipo de enseñanza explica en detalle el funcionamiento de las ocho conciencias. Algunas personas se equivocan al pensar que el vacío al que tanto alude el budismo tibetano es el verdadero yo. Muchos estudiosos occidentales y practicantes budistas creen incluso que el Sutra del Corazón trata de la vacuidad. Sin embargo, se trata de una interpretación errónea del sutra, que confunde la vacuidad con el verdadero yo, porque éste no tiene apariencia. Los términos «vacío» o «vacuidad» no se refieren a su propia naturaleza (que no es en absoluto vacía), sino a una de sus características. El verdadero yo es real. El que cree que todo está vacío no ha tenido todavía acceso a la sabiduría de la liberación. Además, ¿por qué iba a pasarse Buda cuarenta años hablando con la gente si su único mensaje era que todo está, sencillamente, vacío?

Durante el tercer período, conocido como los sutras del prajnaparamita, el Buda fue muy prolijo sobre el conocimiento del verdadero Yo. Sin embargo, a las personas que no están iluminadas les resultará muy difícil comprender el significado de las palabras de Buda, pero se les aclarará perfectamente cuando hayan alcanzado la iluminación. Por ello, no es casualidad que mucha gente crea hoy en día que los sutras transmiten la idea de que todo está vacío.

En el Avatamsaka-sutra, al principio de su enseñanza, el Buda explicó los cincuenta y dos pasos de la práctica para alcanzar el estado de Buda. El Buda era consciente de que, en el futuro, algunas personas dirían que el budismo mahayana era una invención de los discípulos del Buda. Por eso tuvo cuidado de explicar el camino del Mahayana dentro de estas cincuenta y dos etapas. Y durante el último período, el Buda emprendió este camino hacia la Budeidad, paso a paso, detallando cada uno de ellos. Completó su demostración con una especie de síntesis de estas etapas, bajo el nombre de Sutra del Loto, que se utiliza ampliamente en la actualidad.

La enseñanza de Buda sigue un orden lógico preciso, un método riguroso con reglas a seguir para alcanzar el objetivo final. Así es como nosotros mismos procederemos en esta serie de artículos, para que el lector pueda tener una comprensión clara y estructurada del Dharma. Si el lector tiene alguna duda sobre lo que ha oído decir a un profesor, que compare racionalmente lo que dijo ese profesor con lo que está escrito en este libro y así saque conclusiones sobre lo que está bien y lo que está mal. Nuestra intención no es criticar a quienes piensan de forma diferente a la nuestra, sino invitar al lector a observar, a reflexionar, a razonar lo más cerca posible de la lógica, a leer los siguientes artículos con la mayor atención, con la esperanza de que le permitan adquirir la sabiduría de la liberación.

Amitofo.