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El brahmán y el terremoto


Un verano, un fuerte terremoto sacudió la antigua India y provocó un tsunami y una inundación repentina. Un gran número de campos y ciudades fueron destruidos en un instante, desplazando a la gente y causando muchos muertos y heridos. La tierra quedó en un estado de desolación tras el desastre.


Al ver la trágica situación que tenía ante sí,  un brahmán, apesadumbrado, sólo pudo inclinar la cabeza y suspirar ante el desastre de la naturaleza. Se dirigió a donde se alojaba el Buda para calmar su angustia.

En cuanto vio al Buda, le dijo tristemente: «¡Su Santidad! Esta vez nuestro país ha sido azotado por un desastre natural muy grave, ¡cosa rara en cien años!».

El Buda también se entristeció por esta situación: «¡Sí, brahmán! ¡Los humanos siempre parecemos tan pequeños y vulnerables ante la naturaleza!».

El brahmán preguntó: «¡Honrado por el mundo! ¿Cuál es la causa de que nuestra hermosa morada se haya convertido en una ruina de la noche a la mañana? ¿Y cuál es la causa que hace que la gente corra y llore, e incluso pierda la vida?».

Al oír esto, el Buda dijo gravemente: «Esta es una pregunta que no deseo responder, pues puede que la gente no acepte la verdad tal como es.»

«¡Honrado por el mundo! Tú eres un sabio, de quien puede decirse que tus pasos siempre dejan una huella y que la gente puede seguir como el Dharma  y toda palabras que emite se considera como las escrituras, y yo te pido que seas misericordioso y me ilumines.»

El Buda guardó silencio durante algún tiempo y finalmente reveló las diversas causas de la catástrofe.

«En primer lugar, el mundo está formado por los cinco elementos: tierra, agua, fuego, viento y vacío (ausencia de elementos). En la mayoría de los casos, todos están en armonía entre sí. Cuando el mundo está en armonía, la gente es feliz y está segura, y no hay calamidades. Pero cuando hay un desequilibrio entre los cinco elementos, éstos se recombinan entre sí. La tierra tiembla, cae granizo y lluvia, y se producen catástrofes naturales.

En segundo lugar, desde el comienzo mismo de la existencia de la humanidad, el karma común de todos los seres sensibles se forma como resultado de la acumulación  de hábitos. En lo que respecta a los hábitos de los seres de las seis vías, los seres humanos siempre tienden a evitar esforzarse, buscan el beneficio y se inclinan más por el mal que por el bien. Por lo tanto, el comportamiento de la mayoría de los seres de este mundo tiende hacia el mal en vez de hacia el bien. Los seres humanos nacen codiciosos y están atados por diversos vicios. Además, la ignorancia y los malos hábitos aumentan a lo largo de los tiempos, lo que provocan catástrofes que no pueden evitarse. En este sentido, los desastres naturales son siempre proporcionales a la codicia humana. Cuando la humanidad haga lo correcto, llegará el día en que se reducirán las catástrofes naturales.

Por último, otra causa es la codicia del hombre que siempre ha tomado sin cesar lo que pertenece a la naturaleza, forzando hasta sus límites el entorno natural hasta sus límites. Es por la codicia y otra mala acción del hombre, por lo que las catástrofes naturales siguen sucediendo. De hecho, el hombre debería aprender a vivir de acuerdo con la ley, a respetar y honrar la naturaleza y a vivir en armonía con ella, que es la forma fundamental de prevenir y evitar los desastres naturales.”

Tras escuchar las palabras de Buda, el brahmán no pudo evitar derramar lágrimas. Dijo con tristeza: «¡Parece que la raíz de los desastres naturales y los provocados por el hombre, está en nosotros, los humanos!».

Esta historia está basada en el sutra Ekottara Agama