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El pequeño monje y la hormiga

(Agama Sutra)

Muchos kalpas antes de que un arhat fuera el maestro de un pequeño monje. Al tener poderes sobrenaturales, el arhat se dio cuenta de que a su discípulo sólo le quedaban siete días de vida. Entonces le dijo que fuera a su casa a visitar a su familia y que volviera después de siete días, pensando que el pequeño monje viviría sus últimos días rodeado de su familia y que no lo volvería a ver en esta vida.

El discípulo tomó sus cosas y bajó de la montaña. Durante el viaje vio un pequeño río desbordado que ponía en peligro la vida de muchas hormigas. Cogió algunas hojas para recoger a las hormigas y las puso en un terreno elevado y, al mismo tiempo, se quitó la ropa y la utilizó junto con la tierra para construir una especie de muro y proteger los nidos de las hormigas.

Tan pronto como hubo hecho todo esto, se fue a casa. Se quedó con su familia durante siete días, y al octavo día regresó a su monasterio en la montaña. El arhat se sorprendió mucho al verle porque pensaba que ya estaba muerto. Además, ahora veía que su discípulo tendría una larga vida. Mientras se preguntaba qué había sucedido, el arhat utilizó sus poderes sobrenaturales y se enteró de la buena acción de su discípulo, que con compasión había salvado a todas las hormigas: fue este gesto el que le prolongó la vida.

Conclusión: Muchas personas buscan tener una vida muy larga o un cuerpo perfecto. Sin embargo, la muerte puede llegar en cualquier momento y afectar incluso a quienes están sanos. Por ejemplo, hoy en día las personas que mueren de Covid-19 no son necesariamente muy mayores. En chino hay un refrán que dice que no siempre hay un viejo en el ataúd. Esta historia nos muestra un buen ejemplo: para tener una vida más larga hay que practicar la compasión hacia los demás, los animales, las hormigas y todos los seres sensibles. La ley del karma existe y uno debe ser muy cuidadoso con sus acciones: si uno muestra compasión hacia los demás, al menos tendrá una vida sana y mucho más larga.