(El Sutra de las Seis Paramitas)
Un gran Boddhisattva iluminado que practicaba la generosidad gastó todo su dinero para ayudar a los necesitados. La luz de su cuerpo se hizo tan fuerte que incluso el dios Indra la vio. De repente, temió que este boddhisattva, si decidía ascender a su tierra celestial después de su muerte, pudiera tomar su trono.
Indra apareció entonces ante él y creó una ilusión de infierno. Le dijo:
«¿Ves a toda esa gente sufriendo en el infierno? Terminaron allí porque fueron demasiado generosos. ¿Estás seguro de que quieres seguir haciendo lo que has hecho hasta ahora? «
El boddhisattva respondió:
«No creo en absoluto en sus palabras. «
Pero Indra continuó:
«¡Si no me crees, por qué no les preguntas a esos seres que están sufriendo en el infierno! «
El boddhisattva se dirigió entonces a una de estas personas:
«¿Qué has hecho para llegar a esto? «
Y la persona respondió:
«Fui demasiado generoso en la vida y por eso acabé en el infierno. «
El boddhisattva le preguntó:
«Y las personas a las que ayudaste, ¿dónde están ahora? «
La persona respondió:
«Todos han subido al cielo. «
Entonces el boddhisattva dijo:
«En ese caso seguiré haciendo lo que estaba haciendo porque así toda la gente a la que ayude irá a un cielo. «
Indra insistió:
«¿Por qué estás dispuesto a sacrificar tu propio futuro para ayudar a los demás? «
Y el boddhisattva respondió:
«Sólo tengo un objetivo: que todos salgan del sufrimiento. Me gustaría que todos los seres obtuvieran la sabiduría de la iluminación y la sabiduría de la liberación. «
Al oír esto, Indra le saludó de forma muy respetuosa y le pidió perdón por la mentira a la que le habían empujado sus celos. También le confirmó que quien practicaba la generosidad podía ir al menos a un paraíso celestial después de su muerte.
Este boddhisattva se convirtió más tarde en el Buda que conocemos como Buda Sakyamuni.
En los sutras se dice a menudo que hay que practicar la generosidad. Hay tres formas de generosidad: ayudar a los demás con dinero o cualquier otra ayuda material, enseñarles el budismo, es decir, difundir la enseñanza, y, por último, hacer que la gente sienta simpatía hacia nosotros y no miedo.
En conclusión, si quieres convertirte en un Buda algún día, el primer paso es empezar a practicar la generosidad.