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Las plantas según el budismo


La siguiente información está tomada del capítulo 83 del Yogacarabhumi-Sastra, aunque también se encuentra en otros textos como el Abhidharma-samuccaya-Sastra.


Los seres sensibles (pudgala) incluyen a los dioses celestiales, los seres humanos, los asuras (espíritus coléricos), los animales, los caídos y los espíritus hambrientos (fantasmas). Las plantas no son pudgala, pero tienen ciertos comportamientos que podrían hacernos pensar que tienen conciencia: buscan la humedad en el suelo, la luz en el cielo… Pero estos comportamientos no proceden de las propias plantas, sino del verdadero yo de cada ser sensible de la tierra. Por tanto, no tienen ninguna consciencia propia, como los seres humanos o los animales, por ejemplo.

Los seres sensibles de la tierra necesitan ciertas condiciones para vivir, entre las que se encuentran las plantas: sin ellas, la existencia, tal y como la buscan los seres sensibles de la tierra, es imposible. Por lo tanto, las esencias de todos los seres sensibles, según su karma colectivo, crearán las plantas, las harán recoger la humedad y la luz… con el objetivo de que estas plantas puedan satisfacer las necesidades de la vida en la tierra. Podemos ver, por ejemplo, que ciertas plantas evolucionan según la evolución de su entorno. También en este caso, son los verdaderos Yo que permiten que el reino vegetal se adapte para que pueda satisfacer sus necesidades, sus karmas. Por tanto, las plantas fueron creadas antes de la aparición de los seres sensibles que las necesitaban para vivir (para alimentarse, respirar, para la formación del viento…), y después de que se dieran las condiciones necesarias en la tierra.