La lamentable situación que estamos viviendo con el coronavirus no es una coincidencia: es la consecuencia de las acciones que hemos hecho en el pasado. Sin embargo, incluso bajo estas circunstancias, un bodhisattva se mantiene en un perfecto estado de tranquilidad.
Así, hace dos mil quinientos años, una pandemia golpeó Vaiśālī, la capital del antiguo país de Vaṁsa.
Fue tan violenta que destruyó gran parte de la población. La sequía, unida a los enjambres de insectos, devastaron las cosechas. Esta situación, extremadamente dura para los habitantes, se veía todavía perturbada por la presencia de innumerables fantasmas y asuras que no encontraban otro placer que el de destruir a los seres humanos: cada día morían varias docenas de ellos. Las carretas cargadas de cadáveres eran interminables, y el más fuerte de los hombres difícilmente resistía más que unos días antes de encontrarse con la Muerte.
Los sobrevivientes se dispusieron a buscar la ayuda de un gran sabio. Sin embargo, en ese momento el Buda Sakyamuni estaba en el país vecino, recibiendo las ofrendas del rey. Sin embargo, los dos países estaban en guerra, y las tensiones entre ellos eran tan fuertes que cada reino estaba preparado para matar al mensajero lo más rápido posible, así que nadie se atrevía a cruzar la frontera de su propio país para ir al otro. Un anciano sabio, sin embargo, se las arregló para hacer este milagro y encontrar al Buda Sakyamuni. Así pudo explicarle la terrible situación en la que se encontraban los hombres de su país. El Buda, interrumpiendo las ceremonias que estaba organizando, logró convencer al monarca del país vecino de que enviara soldados a Vaṁsa. El Buda fue a este país y tenia de la protección del dios celestial Indra, entonces la lluvia cayó y comenzó a lavar la tierra seca.
Cuando el Buda llegó a Vaiśālī, pronunció las siguientes palabras:
«Mantén la enseñanza, porque nada es más valioso que esto. Siempre deben cumplir con la palabra correcta, la enseñanza correcta, y mantenerse en contacto con la comunidad de los monjes. Siempre deben respectar en el Buda, el Dharma y la Sangha. Háganlo, y la tierra de Vaṁsa será liberada de su miseria. »
Después de que el Buda pronunció estas palabras, el asura comenzó a huir. Luego enseñó a los hombres de ese país, durante siete días todas las verdaderas enseñas que están en el Ratana Sutra, es decir, el Sutra del Tesoro, que se encuentra en las compilaciones del hinayana y mahayana. Entonces el Buda explicó, que es posible cruzar todo el río del sufrimiento, a condición que cada uno tiene que seguir confiando en este tesoro (es decir, la enseñanza sobre este tesoro: El tathagatabara, el verdadero Yo) y respectar los preceptos. El séptimo día, la pandemia llegó a su fin, y el Buda invitó a su primo Ananda a limpiar lo que le rodeaba, entonces todos los habitantes entonces todos desearon seguir los preceptos.
Las diez acciones meritorias (preceptos) son:
1º No matar
2º No robar
3º No mentir
4º No tener sexo fuera del matrimonio
5º No adular a los demás
6º No insultar
7º No tener doble discurso frente a un mismo tema
8º No tener deseos exacerbados
9º No tener odio
10º No ser ignorante (se refiere a la ignorancia espiritual) o despreciar los tres tesoros (Buda, dharma, sangha).
El contenido del Ratana sutra se basa en los tres tesoros y da recomendaciones sobre cómo ayudar a la gente en su vida diaria y evitar que se reencarne en una de las vías inferiores. También explica cómo liberarse de las ilusiones sobre el falso yo y alcanzar el primer nivel de arhat.
El sutra de Saṃyuttāgama también cuenta una historia idéntica: El Buda fue a un país devorado por una epidemia. Los que aún no habían muerto le habían dado la bienvenida y habían tomado refugio en el Buda, el Dharma y la Sangha. Así, los que habían muerto por el mal renacieron en la tierra o en un paraíso celestial. El Buda les invitó entonces a respetar sus enseñanzas si querían salir de la epidemia y evitar otras nuevas.
Hoy en día estamos viviendo una nueva epidemia, y muchas personas realizan diversas ceremonias con la esperanza de eliminarla, o recitan mantras. La verdad es que todo esto es inútil. El Buda, en lugar de recomendar este tipo de iniciativas, nos invita en cambio a refugiarnos en los tres tesoros, a adoptar y propagar las palabra justas, a confesar nuestras malas acciones y a mantener una mente lo suficientemente tranquila para poder entonces difundir la enseñanza correcta a nuestro alrededor.
Esperamos que todos estén dispuestos a aplicar estas lecciones y que la pandemia termine pronto. Amitofo.