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Tolerancia


Texto del Sutra de las Seis Paramitas

Hace mucho tiempo vivía un bodhisattva en una sociedad en caos. La gente allí era corrupta y despreciaba toda forma de moralidad. Los gobernantes eran a su vez incompetentes y pervertidos. Los justos eran vilipendiados, ridiculizados y condenados, y los más ricos entre los ciudadanos eran los que recibían los favores del gobierno.

Los hombres ya no permitían que se hablara de lo honesto entre ellos. Así que el bodhisattva eligió retirarse y vivir en un cementerio.

En su soledad, practicaba la tolerancia y la paciencia a través de sus meditaciones. Cuando tenía hambre, comía el estiércol que dejaban los terneros. Esta alimentación era sólo para mantener su cuerpo vivo y poder seguir meditando. Sin embargo, como había estado meditando durante mucho tiempo, su ropa se había desgastado. Por fin no llevaba más que trapos apestosos. Su aspecto exterior, aunque miserable, tenía poca importancia para él, pero era suficiente para convencer a sus contemporáneos de que era un diablo. Así que aprovecharon cualquier oportunidad para escupirle, insultarle o apedrearle. Sin embargo, el odio nunca surgió en este hombre. Por el contrario, sintió gran compasión por la violencia ejercida contra él, pues era consciente de la ignorancia de los demás: ninguno de ellos conocía la verdadera enseñanza. Al ver esto, juró convertirse un día en Buda y ayudar a liberar del sufrimiento a todos estos seres que lo aborrecían.

Cuando el Buda Sakyamuni practicó la tolerancia de esta manera, en el camino de una existencia extremadamente difícil, aprendió a soportar lo insoportable, a oponerse firmemente al odio y a cultivar la mayor compasión en su interior. Así pudo avanzar en el camino de los bodhisattvas y realizarse como Buda.